viernes, 11 de septiembre de 2015

¡México lindo y querido! (1ª parte)

Un 4 de diciembre, allá por 2008, fue la última vez que pisé suelo mexicano. Siempre supe que era un lugar donde tenía que volver tarde o temprano. Siete años han tenido que pasar para recorrer de nuevo este inmenso país, de sur a norte, esta vez durante más de 3 semanas, desde Yucatán hasta mi querida Guadalajara, pasando por Chiapas, Puebla, México DF, desierto de Real de 14 y Monterrey. Ha sido muy difícil seleccionar qué ver en tanto poco tiempo, pero había lugares por los que tenía que pasar obligatoriamente para visitar a viejos amigos y para volver a ver lugares increíbles como las ruinas mayas de Yucatán y Chiapas; o Guadalajara, ciudad donde estuve de intercambio universitario durante un año entero, sin duda, el mejor año de mi vida. 
TULUM

Tras nuestro mini viaje por tierras cubanas, mi colega Andrés y yo comenzábamos una nueva aventura por México desde Yucatán. Visitamos Tulum, Playa del Carmen, isla de Cozumel, Holbox, Cabo Catoche, Valladolid, Tizimín, Chichen Itza y Mérida.
Las ciudades de Tulum y Playa estaban inundadas por el sargazo, que es un cúmulo de plantas marinas en las costas, lo que provocaba que no hubiera nadie bañándose en las playas salvo algún que otro valiente. Una pena, muy diferente a como conocí estos lugares años atrás. Además, el auge del turismo ha transformado prácticamente toda la Riviera Maya, llena ahora de hoteles y restaurantes para extranjeros. 
Lo bueno de estos primeros días por Yucatán fue el reencuentro con viejos amigos como Rey y Fabián (el Yuki) con los que viví en Guadalajara; y con Paulina, amiga flautista, compañera de algún que otro concierto por Granada. Con ella y sus amigos fuimos a bañarnos en unos cenotes (dolinas inundadas de origen kárstico) cerca de Valladolid: cenotes de Palomitas y de Agua Dulce.  

Cenote de Palomitas

También fuimos a Holbox. Allí nadamos con tiburones ballena, una de las experiencias más bonitas de mi vida. 100% recomendable. 
En la isla de Cozumel tuvimos la suerte de ver el nacimiento de tortugas marinas, todo un acontecimiento. También hicimos snorkel en arrecifes. 
Nadando con tiburón ballena, en la isla de Holbox


La guinda del pastel yucateco fue la visita a las ruinas de Chichen Itza con nuestro amigo Fabián, donde se encuentra la famosa pirámide de Kukulcan, una de las siete nuevas maravillas del mundo. 

El viaje continuó por Chiapas, desde Palenque (cascadas de Agua Azul y Ruinas mayas) hasta San Cristobal de las Casas, lugar consolidado como el municipio "más mágico de los pueblos mágicos de México". Este lugar me trae buenos recuerdos. Fue aquí, en 2008, donde vi a la selección española de fútbol proclamarse campeona de Europa. ¡Ya ha llovido!


Cascadas de Agua Azul - Palenque
Ya, a mediados de agosto dejamos Chiapas para seguir subiendo hacia el norte del país. Nos tocó el autobús del terror: lo que iban a ser unas 8 horas hasta Puebla/Ciudad de México se convirtieron en un total de 15 horas, por carreteras reguleras llenas de curvas, con parones cada dos por tres por control policial, algún que otro accidente múltiple...y, además, como no podía ser de otra manera, nos acompañaba justo al lado un bebé al que le apetecía llorar cada veinte minutos, el típico que llora desconsolado y ya se calla al rato por aburrimiento. En fin, un viajecito inolvidable.

Con Andrés y Yuki en Chichen Itza


En Puebla pasé unos tres días. Andrés se fue al DF y luego ya nos volvimos a encontrar en Querétaro. No conocía aún este lugar y la verdad, mereció muchísimo la pena. Mi amiga Montse hizo de guía de la ciudad. 

Aquí pude degustar uno de los platos más ricos de toda la gastronomía mexicana (con permiso del mole poblano): "el chile en nogada". Merece especial mención. 
Chile en nogada de la abuelita Áurea

Se prepara con chile poblano relleno de un guisado de picadillo y frutas, cubierto con crema de nuez, perejil y granada, simbolizando así los tres colores de la bandera de México. Ha sido considerado internacionalmente uno de los más finos y representativos platillos de la alta cocina mexicana. Tengo que dar las gracias a  Doña Áurea (abuelita de Montse) por prepararnos este manjar. 


Otro lugar que visitamos con mucho encanto se llamaba San Pedro Cholula. Tiene la peculiaridad de contar con 365 iglesias y el templo de Tlachihualtepetl, pirámide ¡impronunciable! más grande de Mesoamérica con 450 metros de lado.


**En la siguiente entrada seguiré hablando del resto de la aventura por México. ¡Ya me extendí demasiado en esta entrada! 


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