Parece que fue ayer cuando llegué al aeropuerto de Bujumbura y hoy, después de un mes en Burundi, puedo decir que no me podía ir mejor. El tiempo ha volado.
Son mil experiencias nuevas las que estoy viviendo aquí, anecdóticas, diferentes y curiosas. Qué cierto es cuando decimos que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos o dejamos de tener. En este caso me quiero referir al agua y a la luz.
En una entrada anterior ya conté mi experiencia de afeitado sin luz con la webcam. No es menos curioso el número de veces que he tenido que usar mi linterna para acabar mis clases de español por las tardes en la Universidad. Los estudiantes hacen lo propio.
El agua sufre los mísmos cortes que la luz. Para ello tenemos unas cuantas botellas de 5 litros en reserva (tipo de los Riscos) para cuando tenemos que darnos un baño al estilo antiguo, hacer de comer, lavar los platos o cualquier otro menester.
Por otro lado, creo que he pasado con notable mi primera experiencia como profe en la Universidad. Es cierto que al principio tenía un poco de miedo, no sabía muy bien si se me iba a dar bien. Ya estoy en mi 3ª semana de curso y la verdad es que me he adaptado perfectamente a todo, a los alumnos, a los horarios, al método de enseñanza, etc. A finales de octubre pondré los primeros exámenes de mi vida!! tiene que ser una gozada estar del otro lado del pupitre, sin presiones. Quizá corregir es más coñazo, ya veremos, en todo caso no seré muy duro...
En estos momentos seguro que te parece haber pasado mucho más tiempo del que en realidad llevas en Burundi... sobre todo por la cantidad de emociones y aventuras que estás viviendo... Me encanta tu blog y estoy orgullosa de tener un hermano que se expresa tan bien, jajaja... Cómo se lo ha tomado en serio este profe/comentarista dicharachero de Barrio Ngozi!!!
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