En Burundi la electricidad va y viene, es impredecible saber cuándo uno va a tener luz en casa, depende de factores como la lluvia o un simple viento. Con un poco de suerte, la tendremos una semana entera, sin cortes, pero también nos puede tocar otra entera sin ella.
En fin, llegó el día de presentarme por primera vez en la Universidad de Ngozi como el nuevo profe de español. Como no podía ser de otra manera, lo dejé todo para el último día y esperé a que fuera de noche para ponerme manos a la obra con la barba homeless style. Y, ¡zas!, se fue la luz. Oscuridad total en casa. Tenía que encontrar una solución como fuera ya que la mañana siguiente me encontraría con el Rector y con los alumnos y tenía unas barbas bastante curiosas.
Fui al baño, preparé todo, cogí una linterna para alumbrarme. Maquinilla en mano, hago el gesto de mirar hacia arriba del lavabo y…voilà!! ¡No hay espejo! Busqué por toda la casa y no había nada, las ventanas apenas reflejaban mi cara, pero no era suficiente. Lo peor de todo es que ya sabía que no tenía espejo pero, iluso de mí, volví a comprobarlo por si acaso.
Llegados a este punto, el problema ya era doble: ni luz eléctrica ni espejo. Menos mal que al menos la maquinilla tenía la batería cargada y no necesitaba ser enchufada. Tenía que buscar una solución…
Después de minutos de desesperación, se me ocurrió la brillante idea de usar la webcam del portátil como si fuera un espejo. El 15% de batería que le quedaba fue justa pero suficiente para realizar el afeitado más curioso de toda mi vida: de noche, sin electricidad y sin espejo.
Moraleja: cuando las barbas de tu vecino veas pelar en Burundi...
En fin, llegó el día de presentarme por primera vez en la Universidad de Ngozi como el nuevo profe de español. Como no podía ser de otra manera, lo dejé todo para el último día y esperé a que fuera de noche para ponerme manos a la obra con la barba homeless style. Y, ¡zas!, se fue la luz. Oscuridad total en casa. Tenía que encontrar una solución como fuera ya que la mañana siguiente me encontraría con el Rector y con los alumnos y tenía unas barbas bastante curiosas.
Fui al baño, preparé todo, cogí una linterna para alumbrarme. Maquinilla en mano, hago el gesto de mirar hacia arriba del lavabo y…voilà!! ¡No hay espejo! Busqué por toda la casa y no había nada, las ventanas apenas reflejaban mi cara, pero no era suficiente. Lo peor de todo es que ya sabía que no tenía espejo pero, iluso de mí, volví a comprobarlo por si acaso.
Llegados a este punto, el problema ya era doble: ni luz eléctrica ni espejo. Menos mal que al menos la maquinilla tenía la batería cargada y no necesitaba ser enchufada. Tenía que buscar una solución…
Después de minutos de desesperación, se me ocurrió la brillante idea de usar la webcam del portátil como si fuera un espejo. El 15% de batería que le quedaba fue justa pero suficiente para realizar el afeitado más curioso de toda mi vida: de noche, sin electricidad y sin espejo.
Moraleja: cuando las barbas de tu vecino veas pelar en Burundi...
Jejeje, ya veo que estás viviendo tus primeras aventuritas y peripecias... que no decaiga este magnífico blog!! Prometo visitarlo con frecuencia!!
ResponderEliminarahahaha,poverino Damaso!!! allora la barba dovrai fare all'università...prima di iniziare la lezione)))) spero che là, almeno, lo specchio c'è!!hihih :) un bacioo
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