lunes, 21 de noviembre de 2011

Furgotaxi


Os presento el transporte común burundés para largas distancias. Lo he bautizado con el nombre de Furgotaxi.
Modelo: TOYOTA HIACE VAN (1988)
Capacidad: toda la gente que quepa hasta cubrir el más mínimo espacio vacío. Adaptado con 18 asientos reclinables. Normalmente distribuidos en 4 filas. (Ideal para niños, anoréxicos o gente con una sola nalga).
Confortabilidad: No apto para gente de más de un 1´75 (o patilargos como yo) porque se expone a la posición mentón-rodillas. Dicho de otro modo, a la flexión de piernas apoyando las rodillas en el respaldo del asiento de delante. Consecuencia: hormigueo o entumecimiento repentino.
*Sonido: la radio puesta a su máximo volumen para que todo el mundo escuche bien las canciones, por si acaso hay algún sordo. Señora de la última fila que habla a gritos con la de la 1ª fila durante una media hora. A veces conversaciones cruzadas, múltiples, riñas, bebés llorando, etc…
*Olor: importante dato a tener en cuenta. Lo dejaremos así […]
Seguridad: no se necesita cinturón. En caso de accidente nadie saldría disparado. Estamos encajados los unos a los otros.
Precio del viaje: viajar en estas condiciones no tiene precio… Puedo decir que siendo Muzungu el importe varía. Después de discutir con el chofer un buen rato haciéndole saber que conozco el precio real del trayecto, podemos llegar a un acuerdo.
Trayecto habitual: NGOZI – BUJUMBURA = 126 km. Duración: entre 3 y 4 horas. Media: 36km/h. El motivo de este tiempo son las interminables paradas:
a) Control policial. Unas 5 o 6 inspecciones en cada viaje. Comprueban que los faros, el parabrisas y el claxon funcionen a la perfección. ¡Gracias!
b) Recogida de nuevos pasajeros. Poco importa el lugar: en mitad de la carretera e incluso, a veces, en paradas oficiales de furgotaxi.
c) Accidente.
d) Rueda pinchada. Muy frecuente, dado el estado no sólo de la carretera sino también, de los neumáticos.
e) Compra de bolsita de cebollines en Muramvya. ¡importantísimo!
f) Orina. Momento en el que aprovecho para estirar las piernas.
g) Sorpresa. En cada viaje sucede algo nuevo.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Bicicleta de madera


Este niño burundés me enseñaba feliz la bicicleta que tal vez su padre o algún familiar le hizo con unos cuantos trozos de madera. Era muy chula. Otros niños juegan con una rueda empujándola con un palito. El objetivo es hacerla rodar sin que se caiga. También los hay quienes se las ingenian para hacer cochecitos con listones de madera.
Me llama la atención ver a grupitos de 4 o 5 niños, a veces más, jugando libremente en la calle o en el campo, sin la vigilancia de sus padres. Ellos me recuerdan a mi infancia, cuando por ejemplo, los largos días de verano salía a la calle a jugar desde bien temprano hasta que ya oscurecía. Era el momento en el que mi madre salía a la ventana y gritaba ¡Dámaso, a cenar! Era la época de la capacidad de crear, de imaginar, de inventar todo tipo de juguetes y juegos.
Recuerdo cuando jugaba a las chapas; cuando hacía cometas machacando con una piedra el plástico del polo-flas con otros cuantos de éstos; cuando en el colegio en vez de una pelota para jugar al fútbol teníamos que coger las piñas de los cipreses. Sin olvidar el resto de juegos populares como el repión, el bote-bote, la pisa, los bolindres, campo muerto, etc… Cierto es que también tuve juguetes como los playmobil, animales de plástico, y ya de más mayor la consola Nintendo, la que desgraciadamente me hizo pasar horas y horas delante de la TV, pulsando como loco los botones del mando para matar marcianitos o llegar a la última fase de Mario Bros. Lo cierto es que tanto unos como otros me hacían feliz. Pero sigo pensando que una infancia es mucho más sana y bonita saliendo a la calle relacionándote con otros niños, creando nuestros propios juguetes, haciéndote heridas en las rodillas por una caída tonta rompiendo así el pantalón (aunque para esto siempre existía el magnífico remedio de los pedazos de parches/rodilleras cosidos); buscando los plásticos del polo flas para hacer una preciosa cometa (que nunca volaba, por cierto) o coger una tiza y pintar en el suelo unos cuantos cuadros con números para saltar en ellos.
Los tiempos han cambiado. Hoy en día en España por ejemplo, es arriesgado dejar a un niño a su libre albedrío sin la vigilancia de un adulto, sobretodo en una ciudad, es casi impensable. Ahora éste niño ya desde muy pequeño tiene su consola de juegos, sus mil canales de TV para ver dibujos animados, sus juguetes para estar en casita sin necesidad de salir a la calle.
Un niño no es más feliz por tener el mejor juguete del mercado, no es mejor una bicicleta de plástico del Toys”R”US que la bici de madera de nuestro amigo burundés. Seguramente este niño es más feliz que cualquiera con su juguete, fabricado con todo el cariño del mundo. Me pregunto qué pasaría si a este niño le pusiéramos delante una consola. ¿Nos la cambiaría por la bicicleta de madera?

martes, 1 de noviembre de 2011

Un poquito de Burundi

Pequeño confeti perdido en África Central, Burundi tiene una superficie inferior a Bélgica (27800 km²) y una población que supera los 8 millones de habitantes. Representa el 1% del territorio del continente africano.

Sus vecinos son Rwanda, Tanzania y el Congo, con éste último hace frontera a través del lago Tanganyika (el 2º más grande de África y el 2º más profundo del mundo con – 270 metros).

La región de Ngozi, donde vivo, tiene una altitud media de 1000 m, lo que provoca que tengamos uno de los mejores climas de toda África: 30º durante el día y 12º/13º por la noche, así durante todo el año.

Los principales recursos son los agrícolas, el té y el café, constituyendo estos dos últimos el 70% de las exportaciones y cerca del 50% de la exportación total del país.

Muy dependiente de la ayuda internacional en todos los aspectos. Por otro lado, la tasa de alfabetización es todavía muy baja, algo más del 50% de la población ha recibido la educación primaria.

Con respecto a la sanidad, el país cuenta con 0´03 médicos por cada 1000 pacientes. No hay Seguridad Social. Pocos son los que pueden pagarse una simple revisión médica.

La lengua oficial es el francés y las otras lenguas son Kirundi (la lengua más hablada por la población) y el Swahili (lengua de los comerciantes y de los musulmanes).

A diferencia de nostros, que tenemos bien marcadas las 4 estaciones del año, aquí sólo tenemos estación de lluvia (de la mitad de septiembre a mayo) y la estación seca (de junio a la mitad de septiembre). Creo que le voy a dar un buen uso al impermeable y al paraguas de colorines...