domingo, 10 de septiembre de 2017

Myanmar & Tailandia

Cuando uno se aventura a viajar a países remotos, es muy recomendable dedicarle un tiempo a programar un buen itinerario, pero, sobre todo, investigar aspectos fundamentales como el clima que hará, si hay que ponerse alguna vacuna o qué tenemos que llevar en la mochila. La realidad es que uno viaja cuando puede y, lamentablemente, no cuando quiere. Prácticamente en todos los blogs, foros y guías coincidían en que viajar en agosto a Myanmar tenía una probabilidad altísima de lluvia, pero no había más opciones, había que jugársela ya que era el único momento del año en que todos teníamos vacaciones. 




Y bueno, podemos decir que tuvimos bastante suerte relativa. Nuestro itinerario por el sur del país, casi al final de nuestro viaje, tuvo que ser modificado hasta tal punto que compramos el vuelo de vuelta a Tailandia antes de tiempo. Era tan fuerte y constante la lluvia que pareciera el mismísimo diluvio universal. Me quedé con las ganas de conocer la pagoda Kyaiktiyo, lugar conocidísimo de peregrinación budista del estado de Mon. Dicho templo se encuentra construido en la parte superior de una roca de granito que está completamente cubierta de hojas de oro. La carretera para acceder a dicho lugar se encontraba completamente inundada. No hubo manera.

El clima de Myanmar se divide en 3 estaciones:



La mejor época para conocer este país es de octubre a febrero, donde encontraremos temperaturas de entre 20º y 25º.

¡Mi primera vez en el continente asiático!



Esta vez, lo que me apetecía era encontrar algo nuevo lejos de la occidentalización. Mi amigo Dani Viera, El Trotamundos, me recomendó viajar a este lugar mágico antes de que fuera demasiado tarde, es decir, antes de ser contaminado por el turismo, como le ha ocurrido por ejemplo a Tailandia, su país vecino.

Viajé con Andrés, Eva, Karine, Zeneque, Zeben y Chivi. Amigos y amigos de amigos que decidimos juntarnos para emprender esta nueva aventura. Nunca antes había viajado durante un mes con un grupo tan grande y la verdad es que la experiencia fue bastante bonita. 


 

El objetivo principal del viaje era Myanmar, pero nuestro vuelo hacía escala en Bangkok - Tailandia, por lo que decidimos dedicarle también algunos días a este país vecino; días que al final se convirtieron en 1 semana completa: desgraciadamente las lluvias monzónicas redujeron nuestro itinerario por el sur birmano y dedicamos los últimos días a conocer Bangkok y las islas Phi Phi en Tailandia, que tampoco era mala opción.


Mandalay fue nuestro primer destino birmano. Antigua capital del país ofrecía lugares increíbles como las pagodas Kuthodaw o el monasterio Shwenandaw. En un principio intentamos recorrer a pie la ciudad, y motivados, nos recorrimos de punta a punta el Palacio de Mandalay, pero luego nos dimos cuenta de que si queríamos aprovechar bien los días y ver el mayor número de cosas, teníamos que hacerlo mediante el transporte público. El tiempo tampoco acompañaba mucho para caminar. Así que, cuando menos nos lo esperábamos, un taxista se acercó a nosotros y nos ofreció un buen tour por la ciudad, haciendo parada en los principales monumentos. Creo que nos vio la cara de desesperados bajo el sol y obviamente no pudimos rechazar su oferta.

 


- El puente de U Bein, situado en la ciudad de Amarapura, nos brindó una puesta de sol increíble. Es conocido por ser el puente de teca más largo del mundo.

- Mandalay Hill es la colina desde donde se puede ver las mejores vistas de la ciudad.
- La Pagoda Mahamuni es un clásico templo budista donde hay un Buda de oro. Pesa unas 6 toneladas debido al bronce que hay en su interior. Llamaba la atención ver a numerosos hombres rindiendo culto a la majestuosa estatua pegándole pequeñas láminas de oro cubriéndola por completo.
Algo que nos sorprendió a lo largo del viaje fue que las mujeres tenían prohibido acercarse a la mayoría de los Budas. Imagino que para ellos es lo normal, lo tendrán normalizado. En cambio, a nosotros nos sorprendió bastante.

El sábado 5: Hsipaw
domingo 6: Trecking Hsipaw
lunes 7: Bagan
martes 8: Bagan
mx 9: Bagan
jueves 10: Kalaw
viernes 11: Trecking to Inle Lake
sábado 12: Inle Lake
domingo 13: Nyaung Shwe
lunes 14: Nyaung Shwe´
martes 15: N. Shwe (bicis) to Bago
mx 16: Bago
jueves 17: Yangon
viernes 18: Vuelo de Yangon a Bangkok

- Resto de días: Tailandia


Una de las grandes sorpresas fue la deliciosa gastronomía local. Cada comida era una oportunidad para probar sabores auténticos y exquisitos. Los aromas de las especias y la frescura de los ingredientes creaban una experiencia culinaria única en su tipo. Además, la amabilidad y hospitalidad de la gente birmana dejaron una impresión duradera en nosotros. A pesar de las diferencias culturales, nos recibieron con brazos abiertos y siempre estuvieron dispuestos a compartir sus historias y tradiciones.
Sin embargo, nuestro viaje también estuvo marcado por los desafíos.


Conscientes de la temporada de monzones en la región, anticipamos que podríamos enfrentar problemas climáticos. Lamentablemente, tuvimos que adelantar nuestra vuelta a Tailandia debido a la llegada prematura de este fenómeno atmosférico. Aunque fue una decisión necesaria, nos entristeció tener que partir antes de lo planeado.

En retrospectiva, el viaje por Myanmar fue una montaña rusa de emociones y experiencias. El choque cultural nos sacudió de nuestra zona de confort, pero nos abrió los ojos a la diversidad del mundo. Las comidas deliciosas y las interacciones con la gente local nos dejaron con recuerdos imborrables. Y aunque el monzón acortó nuestra estancia, la flexibilidad que desarrollamos al enfrentar esta situación imprevista también se convirtió en una lección valiosa.



En última instancia, Myanmar nos regaló una travesía inolvidable, donde la belleza de la tierra y la amabilidad de su gente dejaron una huella perdurable en nuestro corazón.



Nuestra vuelta de Myanmar a Tailandia marcó un cambio de ritmo en nuestro viaje. Aunque tuvimos menos días en Tailandia, no faltaron las experiencias asombrosas. Bangkok, la bulliciosa capital, nos recibió con su característico caos y energía contagiosa. A pesar del tráfico y la afluencia de turistas, descubrimos que la ciudad guardaba tesoros ocultos en forma de restaurantes auténticos y mercados vibrantes que reflejaban la vida local en medio de la agitación.


Explorar Ayutthaya fue un salto en el tiempo. Las ruinas históricas nos contaron historias de antiguos imperios mientras explorábamos templos majestuosos y estructuras antiguas que evocaban la grandeza pasada de Tailandia. Las Islas Phi Phi nos llevaron a un paraíso tropical, donde las aguas cristalinas y las playas de arena blanca nos cautivaron al instante.


La famosa isla, escenario de la película "La Playa", nos permitió revivir las escenas icónicas de la película protagonizada por Leonardo DiCaprio. La belleza natural y la serenidad del lugar nos brindaron momentos de relajación y asombro.

A pesar de la brevedad de nuestra estancia en Tailandia en comparación con Myanmar, la diversidad de experiencias que vivimos fue impresionante. 



Desde la vitalidad de Bangkok hasta la calma de las ruinas y la maravilla de las islas, cada momento dejó una impresión duradera y nos recordó la riqueza de culturas y paisajes que Asia tenía para ofrecer.


 

El viaje a Myanmar resultó ser una experiencia fascinante en general. Desde el principio, nos vimos inmersos en un intenso choque cultural que despertó todos nuestros sentidos. El contraste entre nuestras costumbres occidentales y la rica tradición birmana era abrumador, pero a la vez enriquecedor. Las calles llenas de vida, los mercados vibrantes y los templos históricos nos sumergieron en un mundo completamente nuevo.