domingo, 24 de julio de 2022

Amahoro, Burundi!

Dicen que donde fuiste feliz alguna vez no debieras volver jamás, pero yo siempre trato de demostrar lo contrario o al  menos comprobar que no siempre los dichos populares llevan razón. Parece que el destino quería que volviera a Burundi de una manera totalmente diferente. En 2011-12 fui lector de español en la Universidad de Ngozi. Ahora en 2022 viajaba con mis amigos Andrés e Irene para fundar nuestra asociación Twenge (en kirundi significa sonreíd ) junto a nuestro querido Amidou, hermanito burundés. 


Salimos de Madrid el 30 de junio a las 18h y llegamos a Bujumbura el 1 de julio a las 13h. Hicimos la primera escala en Roma con Air Europa y la siguiente escala fue en Addis Abeba con Ethiopian Airlines. Tuvimos una última mini escala en Kigali pero sin salir del avión. El momento caótico fue la llegada al aeropuerto burundés Melchior Ndadaye. Por un lado tuvimos que hacer el pago de la visa y por otro lado el pago de la prueba Covid. Decenas de pasajeros se agolpaban en las dos únicas ventanillas que existían para realizar los trámites. Eso de hacer cola y esperar cada uno su turno no funcionaba aquí, así que tuvimos que armarnos de paciencia después de un buen puñado de horas de viaje para conseguir nuestros papeles. 



La siguiente etapa de la aventura fue la búsqueda de las maletas. Entre los 3 llevábamos 6 maletas de unos 23 kilos cada una. Una de ellas la habían metido en otro vuelo y pudimos recuperarla al día siguiente. Por último, antes de poder salir del aeropuerto, tuvimos que hacernos la prueba Covid. Este tiempo que pasamos en el aeropuerto fue bastante tedioso, la verdad, menos mal que fuera nos esperaría Amidou con su familia y todo el cansancio burocrático se nos olvidaría de repente en cuanto nos reunimos con ellos. 

Antes de poner rumbo a Ngozi, pasaríamos un día entero en Bujumbura para descansar. Nos encontramos con Soulé, un viejo amigo. Nos presentó a su linda familia y nos invitó a comer en su casa. Su mujer me curó una herida que tenía en el pie y Soulé me prestó unas sandalias para que le diera el aire a la herida. Parece como si el universo los hubiera puesto ahí a propósito. Les estaré siempre agradecidos por la ayuda.

La llegada a Ngozi fue muy emotiva para mí. Cientos de recuerdos se venían de nuevo a mi cabeza atravesando aquellas calles que pisé por última vez en 2012. Algunos lugares los había borrado completamente de mi cabeza, otros seguían iguales. La ciudad también presentaba nuevas calles asfaltadas y edificios que nunca había visto. El cambio más significativo lo encontré en la universidad donde di clases. Ahora el edificio era el doble de grande duplicando o triplicando el número de aulas. Además, ahora la universidad contaría con una pequeña cantina para tomar los desayunos e incluso la merienda, esta cantina fue idea de Amidou, ¡un hombre visionario! 


Amidou nos abrió las puertas de su casa al equipo Twenge. Se situaba a pocos kilómetros de Gatonde, la aldea donde llevaríamos a cabo nuestros diferentes proyectos con nuestra asociación. Twenge nace a raíz del contacto estrecho y permanente con las comunidades con las que trabaja. Persigue una cooperación responsable en la que los beneficiarios de los proyectos sean los que nos trasladen sus necesidades más urgentes. De este modo, ellos mismos son los que tienen el papel principal en la forma en que llevan a cabo las acciones y en su significado, dotando de un especial protagonismo a las mujeres participantes. 

Hemos conseguido financiar las mutuas sanitarias anuales y la construcción de baños comunitarios gracias a las donaciones particulares o a través de diferentes crowdfundings. Hemos repartido medicina y ropita para bebés y niños, también gracias a donaciones llegadas de diferentes puntos de España. Además, hemos conseguido el acceso a la escolarización y alfabetizacíón de una gran parte del poblado de Gatonde, en especial, de niños y mujeres. Compra de material escolar, uniformes, calzado...

Esto solo acaba de empezar. ¡No podemos estar más ilusionados con Twenge! Si alguien tiene curiosidad por conocernos más a fondo, nuestra web es: www.twenge.org

También estamos en redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter. 

Si todo va bien, nuestra idea es volver el verano que viene a Burundi. Mientras tanto, seguimos creciendo como asociación con el objetivo de ser algún día ONG. Lucharemos hasta conseguirlo. La lucha por un mundo más justo está al alcance de cualquiera, es cuestión de movilizarse y desearlo de corazón.

Amahoro!