lunes, 23 de enero de 2012

Y llegó el 2012...

Muchos son los que me han preguntado si seguía con el blog, y con razón lo hacían porque la última vez que escribí fue hace más de un mes; pero no ha sido por dejadez ni por falta de inspiración. Desde un principio, mi intención fue escribir exclusivamente mis vivencias y anécdotas de este año en Burundi, así que hice un paréntesis mientras pasaba las Navidades en España. Ahora he vuelto a tierras africanas con las energías a tope (incluso después de 27 horas de viaje, con 3 escalas de regalo…perfecto coñazo).

Mi ausencia por Burundi estos días ha deparado varias sorpresas. Ahora el 70% de las calles están asfaltadas, aparecen las primeras señales de tráfico, los primeros pasos de cebra, nombres de las calles, nuevo mercado, nuestro coche que vuelve a funcionar, internet en la Universidad ya casi todos los días, menos cortes de luz y agua en casa, 40kg de material didáctico de la AECID (libros, diccionarios, mapas, audios...) que han llegado por fin a Ngozi para mis clases de español, etc. Me gusta como está comenzando el 2012 por estos lares, con la nueva imagen de la ciudad y con la mejora de las comodidades.

En cambio, qué cierto es cuando decimos que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos o, en mi caso, dejamos de tener por un tiempo. Digo esto porque para uno que lea mi blog, la vida en África puede parecerle maravillosa, pero quizá es momento de profundizar más y añadir que no todo es color de rosa, que hay que ser fuerte estando tanto tiempo lejos de familiares y amigos, a los cuales dedico este artículo.

Este mes por casa ha sido muy especial: mis padres volcados conmigo; mis hermanas, todas en casa, liándola en Nochebuena con guitarra y buenos cantes; mi abuela Javiera, que es más fuerte que un roble, recuperándose de un sustillo; mis tíos, mis primos (qué buenos momentos en casa de Juan y Raquel, grabando pelis como locos y comprobando lo fácil que es cocinar con la thermomix); fiestón de Nochevieja en casa con mis amigos, partiditos de fútbol 7, patatitas del Hoyo, viaje a Gerona, Barcelona, C.Real, Cáceres… No podían haber sido mejores mis vacaciones.
Ahora estoy aquí en Ngozi con el subidón que necesitaba. Gracias a todos por estar siempre ahí, no cambiéis nunca.