Efharistó (ευχαριστώ en griego) significa gracias. Así he querido empezar esta entrada, dando las gracias a un país que nos ha acogido con los brazos abiertos y donde estoy seguro que volveré tarde o temprano, al menos para conocer todo aquello que nos ha faltado por visitar.
Como viene siendo ya una costumbre estos últimos años, la primera semana de enero me gusta aprovecharla para hacer algún viajecito. Esta vez el lugar iba a ser Grecia. La propuesta fue de mi gran amiga Eva, antigua compañera de piso en Granada. Marga, amiga de Eva, se uniría también al plan de recorrer el país cuna de nuestra civilización.
Teatro de Dioniso |
Es famosa por sus museos, palacios e iglesias monumentales. Entre sus lugares de interés de estilo barroco destaca la concatedral de San Juan, cuyo interior opulento alberga una de las obras maestras de Caravaggio, La decapitación de San Juan Bautista. En este diminuto país descubrimos que la lengua oficial es, además del inglés, el maltés, un idioma que comparte raíces con el árabe.
El Partenón |
El martes 2 de enero nos levantamos
temprano para aprovechar bien el día. La acrópolis nos estaba esperando a poco
más de dos kilómetros del hotel. Por fin iba a conocer este conjunto monumental
del siglo V a.C. que estudié en clases de Historia del Arte.
Gracias a la profesora Maite aprendimos a conocer artistas, épocas, lugares,
arquitecturas, pinturas y demás joyas del pasado. Aún recuerdo como nos
transmitía su entusiasmo por el arte a través de sus viejas diapositivas.
Solamente con la acrópolis y su Partenón o las columnas de las cariátides dedicó
más de 3 sesiones.
Columnas de las Cariátides |
La Acrópolis de Atenas es un sitio arqueológico de gran importancia histórica y cultural. Fue construida
en el siglo V a.C. Es un símbolo emblemático de la civilización griega antigua
y la democracia. Alberga monumentos destacados como el Partenón, que representa
la excelencia arquitectónica y escultórica de la época. La Acrópolis también
sirve como testimonio de la influencia de la cultura griega en el desarrollo de
la arquitectura occidental. Su preservación y reconocimiento como Patrimonio Mundial
de la UNESCO acentúan su relevancia en la comprensión de la herencia cultural
global. Estando allí era inevitable cerrar los ojos y pensar que estabas por
momentos en otra época.
Evzones |
El jueves 4 de enero fuimos a
recoger el coche que teníamos alquilado para el resto de los días por Grecia.
La compañía era AVIS y el coche, un Citroën DS3 Puretech Man. Era muy cómodo de
conducir y nos llevó a todos lados sin ningún tipo de problemas. Lo que no nos
cuadró fue la autonomía. El depósito eran 55 litros y no conseguíamos hacer más
de 600km. En estos momentos la gasolina estaba a 1,80€/L.
En primer lugar, fuimos a la península del Peloponeso. La primera parada la hicimos en el canal de Corinto: vía de agua artificial que une el golfo de Corinto con el mar Egeo por el istmo de Corinto. Era impresionante pensar que fuera construido a finales del s.XIX sin tener la maquinaria y avances en ingeniería que existen hoy en día. Este canal evita el rodeo de 400km alrededor de la península del Peloponeso.
Canal de Corinto |
La siguiente parada fue Micenas.
Aquí se encuentra uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del país.
Cuenta con unos restos emblemáticos del pueblo micénico, como la célebre Puerta
de los Leones, el Tesoro de Atreo y la máscara de oro de Agamenón. Lo que más me
sorprendió fue el majestuoso Tesoro de Atreo, también conocido como Tumba de
Agamenón, emblema del arte funerario de Micenas. Fue construida sobre el s.XIII
a.C. Tiene la típica forma de “Tholos”, de cúpula.
El último lugar visitable del
jueves fue la ciudad de Nauplia, conocida por sus fuertes costeros. Aquí nos
dio tiempo a comer y a ver las vistas de la ciudad desde un castillo. Se nos hizo
tarde, así que tuvimos que ir de vuelta a Atenas.
El viernes desayunamos temprano para ir a Delfos, lugar mitológico encaramado sobre una abrupta ladera del monte Parnaso. Lo consideraban el centro del universo.
La parada obligatoria era en el Oráculo de Delfos, uno de los más famosos de la antigüedad. Su origen está envuelto en un halo de misterio y profecías. Después tocó el turno del recinto y museo arqueológico. Más de 3 horas en total de impresionantes restos milenarios. Después de comer fuimos directamente a la ciudad de Meteora, lugar situado al noroeste del país. Teníamos reserva en una casita muy linda desde donde se podían apreciar las majestuosas montañas rocosas. La cena la tuvimos en un restaurante donde, al parecer, estaba permitido fumar. Fue como retroceder 10 o 15 años en el tiempo. Obviamente, ropa y cuerpo quedaron impregnados de humo. Sin comentarios...
Oráculo de Delfos |
La mañana del día de Reyes salimos bien
temprano hacia los monasterios. Creo que es, a día de hoy, uno de los lugares que más me han
impactado de todos los países que he podido conocer hasta ahora. Se dice que
los monasterios están suspendidos en el aire. Actualmente quedan seis y son todos cristianos ortodoxos. Patrimonio Mundial de la Humanidad, fueron construidos
sobre la cumbre de masas rocosas de piedra arenisca talladas por la erosión, a
una altura de 600 metros y están habitados desde el siglo XIV. Desgraciadamente, en
la 2ª Guerra Mundial, muchos monasterios sufrieron la ira alemana ya que la
resistencia griega se refugió en ellos durante la invasión y ocupación nazi.
En la actualidad se mantienen en
pie trece, pero sólo están ocupados y son visitables seis de ellos: Monasterio de
San Nicolás, de Roussanou, Varlaam, del Gran Meteoro, de la Santísima Trinidad
y de San Esteban.
La vuelta a Atenas fue casi 4
horas de coche. Creo que entre Meteora y Atenas pudimos haber pagado 7 u 8 diferentes
peajes. ¡Impresionante!
Meteora |
No quería terminar esta entrada
sin mencionar la deliciosa gastronomía griega. Seguramente nos faltaron decenas
de platos típicos griegos por probar, pero al menos pudimos saborear, al
parecer, los más típicos: tzaziki, spanakópita, musaka, souvlaki, gyros y baklava. Bebida típica: ouzo (anís griego).